Ayer finalizaron las rondas de comparecencias de entidades, instituciones, organizaciones y expertos para hacer defender o hacer aportaciones a la nueva Proposición de ley de ampliación de las medidas urgentes para hacer frente a la emergencia habitacional que acabará con miles de desahucios. Ahora sí que entramos en la recta final para aprobarla en el Parlament.
A continuación compartimos la comparecencia de Jéssica Casals, familia afectada por la anulación del Decreto Ley 17/2019:
En primer lugar quiero dar las gracias por poder estar hoy aquí. Para mí es un orgullo y al mismo tiempo una gran responsabilidad estar aquí presente para hablar en nombre de las afectadas con problemas de vivienda, sea de hipoteca, alquiler o por ocupación. Os contaré mi caso que de hecho es un ejemplo de lo que cada día he visto en las asambleas de la PAH y os pido que os pongáis en mi lugar y en el de miles de familias y personas amenazadas por desahucios. No hablaré mucho porque no estoy acostumbrada y porque con poco se puede decir mucho.
Me llamo Jéssica Casals, tengo 34 años y tengo 3 hijos, Dylan, Derek y Gala, de 7, 4 y 1 año. Desde el día siguiente de cumplir los 16 años empecé a trabajar en la empresa donde hoy en día ya hace 16 años que trabajo como comercial de ventas, y soy «ocupa».
En 2015 me separé de mi pareja, con la que llevaba 13 años y 10 viviendo juntos; hasta ese momento todo fue bien, pero me encontré que con mis ingresos, me era imposible alquilar un piso a precio de mercado y poder dar una vida digna y tranquilidad a mis hijos. Nadie me quería alquilar un piso a mí sola con mi contrato y mi sueldo.
Una amiga me habló de un piso que estaba vacío desde hacía años. De aquellas promociones que quedaron colgadas y decidí entrar a vivir ahí hace 4 años.
A mí, el hecho de vivir de ocupa, siempre me ha dado mucho respeto. Pensaba que yo nunca llegaría a esta situación, pero, al final, me vi obligada, cuando vi que no llegaba a fin de mes y no me ayudaban de ninguna manera. Siempre me cerraban las puertas.
Recuerdo que me decían: «Con 1.110 euros ya tienes suficiente». Pero es que no. Son al menos 700 euros para el piso, el agua, la luz, el gas, y no me quedaba para pagar nada más. Iba a comprar y tenía que estar mirándolo todo mucho. Y cuando vi que a mis niños les empezaban a faltar las cosas más básicas, me di cuenta de que no podía seguir de esa manera y es cuando decidí ocupar un piso de un banco.
Algunas personas me dicen: «Es que no pagas alquiler». No pago alquiler, ya me gustaría pagar un alquiler social, pero lo que sí pago es con mi salud. De verdad que la desazón de estar con tus hijos, de no saber qué día será el último que pasas en esta casa, no tiene precio. La situación que estoy viviendo no es nada fácil. Cada día cuando vuelvo a casa después de dejar a los hijos en la escuela o después de ir a comprar… pienso que puede ser el último, que quizás me encontraré la puerta tapiada y lo habré perdido todo, todo lo que está dentro y que tantos años me ha costado conseguir y con el miedo y la desazón de cómo seguir adelante, ¿dónde iremos si me echan?
Desde el primer día que entré, intenté solicitar un alquiler social a la propiedad, en este caso CaixaBank. Yo quería pagar, pero quería pagar un alquiler de acuerdo con mis ingresos, a un precio social. Llamé al banco y se lo dije. Presenté documentación, ¡pero la única respuesta por parte de ellos ha sido intentar desahuciarme hasta en tres ocasiones! Afortunadamente y gracias a la ayuda de la PAH los hemos conseguido parar.
En diciembre del 2019, cuando se logró aprobar el Decreto Ley 17/2019, pensé que por fin se solucionaría mi caso y alcanzaría finalmente el alquiler social. Pero es en este momento cuando recibí una carta como que habían vendido mi piso y que ahora la propiedad era Sky Investment, un fondo o una empresa tapadera, todo para intentar saltarse la ley. No me di por vencida y también les pedí el alquiler social.
Durante el tiempo que el Decreto y las medidas de ampliación de la Ley 24/2015 estuvieron en vigor, recuerdo que fuimos muchísimas familias que movimos papeles para pedir el alquiler social. Pensábamos que por fin conseguiríamos la tranquilidad que tanto tiempo estábamos esperando y por la que tanto habíamos luchado. Nos pidieron muchos papeles, mucha documentación y muchas gestiones. Estaba en juego mucha desazón, sufrimiento e ilusiones. Nos decían que lo estaban estudiando, pero como pudimos comprobar, solo estaban ganando tiempo para ver si el PP lo impugnaba de nuevo obedeciendo a los bancos, y el Tribunal Constitucional lo suspendía.
Como yo, somos miles. Miles de vidas. Ahora me detendré unos segundos, dejaré de hablar y os quiero pedir que penséis y reflexionéis cómo pasaríais vosotros mi situación. ¿Qué diríais a los diputados y diputadas del Parlament? Tened presente que cuando habláis de los ocupas o de esta ley habláis de personas como yo.
Durante todo este proceso he sufrido ansiedad y depresión. La situación en que nos encontramos las familias es límite. Muchas noches sin dormir. Muchos días intentando que mis hijos no se dieran cuenta de mi sufrimiento, mientras yo los veía sufrir a ellos.
La aprobación de esta Ley de la que estamos hablando hoy será un paso importante, no solo para mí, sino para los miles de familias que se encuentran en la misma situación. Y eso ya lo comprobamos que, pese a las reticencias de los fondos buitre y de los bancos, con la Ley 24/2015 y con el año que duró la ampliación del Decreto Ley 17/2019, se firmaron contratos de alquiler social que han dado una tranquilidad a muchas familias. Vivir en una situación de ocupación no es fácil ni agradable, es como tener una espada a punto de caerte encima y dejarte de nuevo sin saber cómo afrontar el día a día.
Hoy estoy yo aquí en el Parlament, pero podrían ser muchas otras compañeras, como María, Ana, Fátima y muchas otras. Familias que hemos tenido que ocupar un piso, ya que no hemos encontrado ninguna otra alternativa de vida digna, tanto para nosotras como para nuestros hijos. Las administraciones nos han abandonado.
Para terminar me gustaría dejar claro aquí, ahora que estamos en la recta final para conseguir esta ley, y aprovechando que están presentes los diferentes grupos parlamentarios y que está en sus manos que este cambio sea una realidad, que ustedes piensen que detrás de toda esta burocracia y trámites de las leyes, del Parlament y las instituciones, hay personas que nos jugamos mucho.